Ojo, este contenido te puede hacer spoilers de la novela Los Secretos de Castillo si no la has leído.
Aunque siempre aviso de que todas mis novelas están más cerca de Batman que de cualquier novela histórica (todo es ficción, al fin y al cabo), sí que intento ajustarme lo máximo posible a la realidad para que la trama sea creíble.
Uno de los problemas a los que me enfrenté en los Secretos de Castillo fue descubrir cuáles eran las funciones de los personajes, y el que más me costó fue el del secretario judicial.
En las novelas de la Saga Costa siempre lo había tenido relativamente fácil, ya que las sitúo en una época actual o de la que tengo referencias (bien por haberlas vivido, bien porque tengo contacto con gente que la vivió de pleno), pero en esta ocasión me enfrentaba a una época (y un ambiente rural) del que no tenía mucha información. Lo normal, de hecho, era que nadie supiera o se acordara de cuáles eran las funciones de un Secretario del Juzgado en los años cincuenta o sesenta.
Por eso, pude conseguir este manual de la época para darle veracidad a Miguel Castillo. Aunque al final sólo sirvió para un par de conceptos en un par de frases, creo que la novela es mucho más rica y creíble (aun siendo ficción) de lo que la hubiera sido sin esta información.